Monarquía

Los Reyes, marca España, en el funeral de Francisco

Son la máxima representación española en la celebración religiosa. La ausencia de Sánchez -sin agenda pública- contrasta con el "cónclave" de líderes mundiales: Trump, Macron, Sholz, Meloni o Zelenski,

Los Reyes han vuelto a ser la voz y la imagen de España en el exterior. La máxima representación española en el funeral del Papa Francisco. Se unieron al más de un centenar de delegaciones extranjeras, entre las que se incluyen a jefes de Estado y de Gobierno que viajaron a Roma para despedir al pontífice.

Los Reyes Felipe VI y Letizia cumplieron con nota con su papel institucional frente a un ausente presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sin agenda pública que lo justifique. La presencia de los Monarcas fue, además, de las más destacadas y requeridas. Y es que numerosos mandatarios internacionales se acercaron a saludar al Jefe del Estado y a su esposa la Reina. Desde el gesto cariñoso con el jefe del Gobierno francés, Emmanuel Macron, al presidente de Alemania,Frank-Walter Steinmeier, pasando por el apretón de manos con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, y el de Estonia, Alan Karis, tampoco quisieron dejar pasar la oportunidad de intercambiar gestos con los Reyes españoles. Las imágenes se repitieron con los representantes de casas reales europeas, como el Rey Felipe de los belgas, la Reina Mary de Dinamarca y el Príncipe Guillermo del Reino Unido.

Un "besamanos" informal

Un «besamanos» informal que precedió a la ceremonia religiosa en la que los Reyes se sentaron entre los representantes de Ecuador y Estonia puesto que, tal y como marcaba el protocolo, las delegaciones se sentaban por orden alfabético en francés de los miembros de los países representados. Detrás, ocuparon las sillas como máximasrepresentantes del Gobierno las vicepresidentas María Jesús Montero y Yolanda Díaz y, en unas filas más atrás, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, junto al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo.

España es de las pocas monarquías a la que su jefe de Gobierno ha dejado sola, pues el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, viajó junto al príncipe Guillermo y el jefe de Gobierno de Bélgica, Bart De Wever, acudió junto a los Reyes Felipe y Matilde. El primer ministro de Suecia, Ulf Kristersson, acompañó a los Reyes Carlos Gustavo y Silvia, por ejemplo. En representación de Luxemburgo estuvieron presentes en Roma tanto el primer ministro Luc Frieden como los duques Enrique y María Teresa. Un gesto que aviva la tesis de la mala relación existente entre Moncloa y Zarzuela.

Los Reyes acudieron a la celebración religiosa cumpliendo el protocolo, de riguroso luto. La Reina Letizia prescindió del privilegio que la permitía acudir con mantilla y peineta española. Vestida de negro, con una mantilla corta del mismo color, ha lucido en éste un broche de perla y rodeado de diamantes que la Reina Victoria Eugenia le dejó en el lote de las delicadas joyas de pasar.

Los Reyes llegaron a Roma a última hora del viernes, entre importantes medidas de seguridad, donde recibieron el calor de una multitud de españoles que les esperaban a las puertas de la embajada española ante la Santa Sede, lugar donde se alojaron. Entre la comitiva, el propio padre Ángel. Felipe VI y Letizia no dudaron en mostrar su cariño a los ciudadanos, a quienes saludaron y con los que se dejaron fotrografiar.

Buena relación con el Papa

Ya el sábado, antes de que el cuerpo del Papa fuera trasladado al exterior de la Basílica para comenzar la celebración religiosa, los Reyes tuvieron el privilegio de dar el último adiós a un Papa con el que la Monarquía española ha conectado desde el primer momento. Tras presentar sus respetos, el Rey Felipe VI y la Reina Letizia pusieron rumbo a la céntrica plaza de San Pedro para acudir al funeral.

Hasta en dos ocasiones, los Reyes de España pudieron reunirse con el Papa Francisco en vida. La primera, cuando todavía eran príncipes de Asturias, y la segunda, ya como Reyes. Precisamente, tan solo 16 días después desde la proclamación de Felipe VI en 2014, realizaron su primer viaje internacional con destino al Vaticano, donde tuvieron su segunda audiencia con el Papa.

Tal y cómo recuerdan las crónicas de entonces, la visita estuvo marcada por el «buen humor y un clima familiar desde el primer momento». La duración del encuentro también daba cuenta de la sintonía y el cariño entre los Reyes y el Papa. Hasta 40 minutos frente a los 25 que solía dedicar el Pontífice a los jefes de Estado. Entonces, los Reyes regalaron al Papa un libro. Un facsímil del «Oráculo manual y arte de la prudencia», obra del jesuita aragonés Baltasar Gracián y del que solo existían dos ejemplares en el mundo. Por su parte, el Santo Padre, les obsequió con un medallón de bronce que reproduce el diseño inicial de la basílica de San Pedro. Entonces, el jefe del Estado se despidió ante el Sumo Pontífice con «la esperanza de verlo en España». Un viaje que se quedó pendiente en la agenda de Francisco.

En los últimos días, la Casa Real ha ensalzar el «compromiso con los más pobres» por parte del Papa, su «coherencia vital e intelectual» o su «aspiración constante a un mundo más justo». Para la Familia Real, el Papa «ha dado testimonio de la importancia que para el mundo tienen el amor al prójimo, la fraternidad y la amistad social».

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