PSOE
«Estamos en un fin de etapa. Pedro está descompuesto»
Los más cercanos al presidente ignoran sus planes, lo que desata los nervios de cara al Comité Federal
Los cuadros del PSOE contienen el aliento, pero todas las fuentes consultadas coinciden en un común denominador: «Estamos en un final de etapa. Ahora toca aprender de los errores del pasado y gestionarlo bien». Algunos son optimistas, dentro de lo que cabe, y citan el caso de Canadá. «Justin Trudeau dio un paso al lado, se cambió el liderazgo y su partido ganó las elecciones», comentan para concluir que «se puede salvar la situación pero no mirando a otro lado y con sólo cambios cosméticos».
Así las cosas todo el mundo mira a Pedro Sánchez, pero el presidente sigue en sus trece encapsulando la crisis en el partido, asegurando que el PSOE ha actuado y manteniendo su objetivo de elecciones en 2027. Sin embargo, desde Sevilla apuntan: «La cara de Pedro lo dice todo, está descompuesto». Por eso, muchos echan en falta una hoja de ruta que nadie conoce y en medio de la desazón sugieren que «no existe. No la conoce ni él».
Todos coinciden en que el caso Cerdán lo ha cambiado todo. «Fue una bomba que el juez dictara el auto de prisión coincidiendo con la rueda de prensa del presidente en Sevilla». Muchos de los consultados se muestran escépticos con una solución acotada al partido. ¿Qué pasará si aparecen nuevos casos e imputaciones?, se preguntan. Y señalan a Ángel Víctor Torres y a Francina Armengol, aunque aún resuenan las palabras de Santos Cerdán refiriéndose a Félix Bolaños y planea la sombra de Begoña Gómez que todos dan ya por imputada. Y sentencian: «Si sale algo más de alguien esto se acaba».
En esta tesitura se disparan las especulaciones. «Debemos hacer un cambio profundo de Gobierno y una reforma estructural de la ejecutiva», afirman para concluir que «Pedro está amortizado. No puede ser el candidato». Tampoco gusta la posición de Sánchez que reduce la crisis al partido porque «ahora las políticas no existen, la mierda se lo come todo. La acción de Gobierno por buena que sea pasa desapercibida».
La convocatoria de elecciones de forma inmediata que pide «el PSOE caoba», desde Felipe González a Page pasando por Lambán, entre otros dirigentes, se considera un «suicidio, pero ojo, mantenerse en el Gobierno sin hacer nada puede ser un suicido todavía peor». Todos los consultados sostienen que «las elecciones en el 27 son una quimera», pero «hemos de ganar tiempo para hacer una transición ordenada». El Congreso Extraordinario es invocado por muchos de los consultados aunque hay también irredentos en su apoyo al secretario general: «Ha tenido un par para afrontar una crisis sin precedentes. Ha actuado sin contemplaciones». Otros, muchos, no lo ven así. «Se ha equivocado, dos veces, dando todo el poder a la “lumpenmilitancia”. Debe asumir este error». Sin embargo, estas voces no están por una convocatoria inmediata pero sí claman por una hoja de ruta que pase por «un adelanto electoral a medio plazo que permita la celebración de un congreso. Y eso pasa por el beneplácito de los socios». Incluso otros apuntan a pedirles «un apoyo a los presupuestos y ser flexibles para que se vean reflejados en ellos, porque todos los socios saben que puede ser su última oportunidad en años». En los círculos socialistas todas las miradas se fijan en Salvador Illa como el sustituto, algo que en el PSC no hace ninguna gracia porque «sería un precio demasiado alto perder la Generalitat». Pero fuera de Cataluña no se ve como una mala idea. Una idea que cogió auge tras el encuentro privado y secreto con Pedro Sánchez en Moncloa.
En Bruselas, las cosas tampoco van bien para Sánchez. El ingreso en prisión de Cerdán ha sido un mazazo. «Está amortizado», cuenta una fuente que está en Bruselas por motivos profesionales que se dice en la capital comunitaria sobre el hasta hace muy poco considerado un «animal político», líder del país que aporta la mayor cantidad de diputados a la socialdemocracia europea.
Todo el PSOE contiene el aliento de cara al Comité Federal del sábado. Todo son especulaciones, pero con el deseo de «tomar decisiones contundentes». Sin embargo, nadie sabe lo que pasa por la cabeza del secretario general del PSOE. En Sevilla, en conversaciones con sus allegados no muestra sus cartas, lo que hace saltar las alarmas en un partido que es consciente de que le toca iniciar una travesía del desierto, pero que aún no sabe ni cómo ni con qué líder. Lo único en lo que coincide una gran mayoría es que ese líder no es Pedro Sánchez.